En esa zona del Creciente Fértil el hombre había descubierto
la agricultura. Las posibilidades que para el desarrollo de la
agricultura proporcionaban el agua y la fertilidad de la tierra de los
valles de estos ríos hizo posible el aumento de la producción de
alimentos. Con ello creció la población y aparecieron los excedentes
agrícolas que permitieron el intercambio de alimentos por otros
productos, dando así lugar al nacimiento del comercio y al desarrollo
y especialización en otros trabajos que no fueran el de agricultor.Hacia el IV milenio A.C. los pueblos que habitaban estas zonas habían transformado ya las pequeñas aldeas en ciudades, cuya organización supuso el nacimiento de una organización administrativa que se encargara de establecer leyes y normas para el buen funcionamiento de la ciudad.
La necesidad de registrar los intercambios comerciales y de dar a conocer las leyes hizo posible al nacimiento de la escritura.

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